Aspectos lingüísticos del Modelo de las Organizaciones Creadoras de Conocimiento





Autor : Diego Adríán Arévalo 

En este trabajo se analiza críticamente el papel que cumplen los recursos metafóricos y analógicos en un modelo de gestión del saber organizacional, que es conocido como “la organización creadora de conocimiento” (Nonaka y Takeuchi). El diseño cualitativo empleado incluye procedimientos del análisis lingüístico cognitivo (Lakoff y Johnson, Ciaspuscio, Palma) y del análisis crítico-dialéctico de las relaciones de producción (Marx, Antunes, Mészaros). El objetivo de este trabajo es mostrar que en este modelo, estas figuras del lenguaje son re-valorizadas en el rol de cumplir funciones epistémicas y son puestas en un lugar central en el interior de los procesos de desarrollo tecnológico y productivo. El uso productivo de la metáfora y de la analogía, dentro del campo tecnológico, y específicamente en el interior del dominio de la producción de mercancías, y de la sujeción explícita y perpetua de estas a los procesos de valorización del capital, es lo que lo diferencia con creces de los esquemas anteriores.

            En las escuelas tradicionales de pensamiento del campo de la administración y de la producción, tanto la metáfora como la analogía, han sido rechazadas en sus valores cognitivos y comunicacionales. Este desprecio es causado por la adscripción de las distintas escuelas de este campo del saber a un posicionamiento epistemológico positivista y neopositivista. El saber administrativo formado como un campo interdisciplinario toma para la constitución y resolución de sus preocupaciones teóricas más importantes elementos pertenecientes a la economía, la sociología, la antropología y la psicología, rescatando para esto principalmente los enfoques más cientificistas. Esto hace que en las ciencias de la administración se asuma un posicionamiento canónico implícito con respecto al quehacer científico, al conocimiento y su relación con el mundo, al sujeto del conocimiento, plegándose a un conjunto de valores cientificistas y a una concepción del lenguaje que en particular desvaloriza el uso de ciertas figuras del lenguaje. La “ciencia de la administración” en su afán de ser legitimada epistemológicamente como tal, es decir como ciencia, asume como propia la lucha lingüística, que es llevada en forma general por ésta ante el campo retórico, y emprende el establecimiento de un estilo lineal, en donde primen los significados literales, en donde se destierra el uso de la metáfora, dado que es considerado un recurso distorsionador, impreciso, polisémico, propio del campo subjetivo y emocional. El instrumento lingüístico es considerado por las epistemologías cientificistas como un recurso necesario pero poco confiable, al que es preciso purificar y modelar de manera de lograr un acceso más claro al mundo científico. Se establece un lenguaje lógico-matemático, matemático y neutral, se vuelve necesario el uso de un lenguaje objetivo, ahistórico, inmutable y válido universalmente. El instrumento lingüístico no debe notarse, debe ser transparente, se debe comportar como una “vitrina” que deja ver con absoluta claridad los objetos del conocimiento que en ella se exhiben.

            Como parte de un proceso epistemológico general, -en el que confluyen sumándose la influencia de la historia y la sociología de la ciencia, de los estudios sobre retórica de la ciencia y de los aportes de la lingüística cognitiva sobre el pensamiento metafórico (Palma, 2004)-, se produce un cambio de perspectiva con respecto del lenguaje científico y de un cambio de actitud frente a los “ornamentos del lenguaje”. Se considera que la metáfora posee un valor referencial propio y no secundario de un lenguaje literal científico, y se sostiene que los científicos utilizan las ficciones metafóricas y analógicas para poder conceptualizar los elementos internos de los fenómenos y sus diversas relaciones, evocando en las mentes de éstos asociaciones familiares, permitiendo enfocar percepciones de forma heurísticamente productiva, abriendo nuevos modos y caminos de pensamiento, que dan como resultado desde un avance en la resolución de un problema concreto hasta incluso el desarrollo una nueva teoría (Ciapuscio, 2005). En este sentido, Fox Keller sostiene que las metáforas en el campo de la ciencia pueden allanar u obturar los caminos de investigación, motivando experimentos concretos y líneas rectoras de investigación, siendo un puente que permite llevar los valores culturales a la práctica científica (Fox Keller, 1996). Ya no solo se le contempla valor heurístico, un papel meramente psicológico en el contexto de descubrimiento, sino que se puede emplear como instrumento de conocimiento que posee un status epistemológico genuino, de gran relevancia epistémica, cumpliendo hasta funciones de legitimación del conocimiento (Palma, 2004).

            Dentro del campo de la administración y de la producción, que no es ajeno a estas influencias, también se produce la revalorización de estas figuras del lenguaje, enmarcada dentro de un proceso más general, que es el del reconocimiento por parte de los administradores de la importancia del conocimiento tácito, conductual, del saber-hacer, del saber experto de los miembros de la organización en los procesos de conceptualización y creación de mercancías, y en la mejora de los métodos de generación de la plusvalía relativa, dados por la intensificación y en la productividad del trabajo. Esta resurrección de los conocimientos tácitos, tiene fines netamente utilitarios. Dado que la única manera de conceptuar, exteriorizar y comunicar el conocimiento tácito es por medio de las metáforas y analogías, revalorizarlas es fundamental para mejorar la eficiencia de estos procesos, es imprescindible para mantener revitalizada la producción de capital.

            Según Nonaka y Takeuchi a pesar de esta tendencia, ninguna de las escuelas tradicionales de la administración y aún los esquemas más innovadores en este aspecto, llegan a conceptualizar firmemente el rol del conocimiento tácito en este proceso, no alcanzan a explicar cómo se crea el conocimiento individual y organizacional, y fallan en trazar un sistema de gestión, que involucre una estructura organizativa, prácticas directivas, modelos de representación y valores, que den sustento al proceso organizacional de creación de conocimiento. Este vacío es el que pretende llenar el modelo organizacional propuesto por estos autores. A diferencia de sus antecesores la propuesta de Nonaka y Takeuchi se sostiene en una serie de innovadoras hipótesis. Se establece un tratado general del proceso de diseño, que abarca el estudio sobre la capacidad de creación de nuevos productos, de mejores métodos de fabricación y de nuevas formas organizacionales. La organización se recrea a si misma destruyendo los sistemas existentes de conocimiento para crear nuevas formas de pensamiento y de hacer las cosas. Se da importancia a la creación activa de conocimiento. Los miembros son activos en el proceso de innovación, que es sostenido por el nuevo conocimiento. La interacción humana es necesaria para la creación del conocimiento, para compartirlo en un grupo de personas. Se valoriza simultáneamente el conocimiento tácito y el explícito, considerando al primero la base del segundo, caracterizándolos como mutuamente dependientes y complementarios, dado que el proceso de creación de conocimiento se da en la interacción de las metáforas y analogías -que permiten conceptuar el conocimiento tácito- con el lenguaje literal del saber científico y tecnológico. Se sostiene que las metáforas y las analogías son instrumentos constitutivos del pensamiento humano, asumiendo de esta forma muchos de los postulados principales de la lingüística cognitiva. Estas se utilizan en razonamientos abductivos o métodos no analíticos para crear conceptos radicales. Son unas herramientas importantes para la creación de una red de nuevos conceptos. En la elaboración metafórica, en la que se piensa acerca de las similitudes entre conceptos, se da un proceso creativo-cognitivo que se mantiene mientras que el individuo siente una falta de equilibrio, inconsistencia o contradicción en sus asociaciones. De tal proceso resulta el descubrimiento de nuevos significados, y en los casos más fructíferos se llega hasta la formación de un nuevo paradigma (Nonaka y Takeuchi, 1999). En este sentido la concepción de metáfora sostenida se acerca a la propuesta por Lakoff y Johnson, para los cuales las metáforas, no son meros recursos lingüísticos, sino en primer lugar son un instrumento del pensamiento, son una cuestión de pensamiento y de acción. La metáfora une la razón y la imaginación, puesto que la razón supone categorización, implicación, inferencia, y la imaginación, supone en parte ver un tipo de cosas en términos de otro. La metáfora es racionalmente imaginativa (Lakoff y Johnson, 1980).

            Distintas partes de la organización interactúan a través del tiempo para crear conocimiento nuevo y único. El aprendizaje de doble ciclo, que lleva al cambio de modelos mentales, paradigmas, concepciones del mundo, es constitutivo de la organización, dado que ésta busca crear conocimiento durante todo el tiempo y todos los días, reconstruyendo continuamente las perspectivas, los marcos teóricos, las premisas existentes en sus integrantes. Sostienen una visión proactiva de la organización, dado que la relación con el medio ambiente no es pasiva, teniendo el potencial para cambiar y crear. Se responde al ambiente incierto, por medio de la interacción práctica, creando se conocimientos para enfrentar al ambiente dinámico. Se busca convertir los conceptos implícitos de un individuo en un conocimiento organizacional, para luego con este cambiar al ambiente. Dan un papel importante a los directivos de todos los niveles en el proceso de creación de conocimiento, y a ciertos procesos y apoyos organizacionales. La estructura organizativa y las prácticas directivas cobran fundamental importancia en la tarea de sostener el proceso de creación de conocimiento, por lo que en este sentido se resaltan los roles de la visión organizacional, la autonomía, la fluctuación recurrente, el caos creativo, la maximización de la variedad, los roles de los agentes creadores de conocimiento, y de la flexible y creativa organización “hipertextual”. En este modelo se produce la revalorización de la metáfora y la analogía como posibilitadores de los procesos de conceptualización del conocimiento tácito de los miembros de la organización, que integra saberes íntimos, marcos conceptuales, saber hacer, habilidad y pericia, rescatando el potencial creativo de la interacción entre el conocimiento científico y las metáforas, y la comunicación, la socialización, de estas ideaciones creativas y personales entre los miembros con competencias científicas y técnicas disímiles, para una posterior cristalización de lo ideado grupalmente en prototipos de productos y métodos de trabajo productivos. El saber metafórico posteriormente literalizado es transcripto en normas y procedimientos técnicos, permitiendo su difusión para que el saber otrora singular forme parte del saber de la organización. También se rescata el valor pedagógico de las metáforas y las analogías en los procesos de aprendizaje productivo y en los procesos de interiorización de los conocimientos en patrones inconscientes de conductas que conforman el saber-hacer productivo.

            A modo de conclusión se puede destacar la lógica utilitaria del papel que cumplen los recursos del lenguaje en el proceso de creación de mercancías y de valorización. Se sostiene que dentro de este modelo, las otrora negadas figuras del lenguaje están desempeñando un papel activo, cumpliendo funciones en el compartir, extraer, literalizar, distribuir, aprender el conocimiento, ya no solo de los obreros sino también de los científicos, los tecnólogos, los administradores, para la producción de una mayor riqueza en los circuitos de creación del capital. Bajo la lógica del capital, las metáforas están destinadas a un proceso de resurrección que no tiene fin, objetivadas en los productos mueren constantemente a manos de otras, cuando los valores de uso en que están encarnadas son descartados por otros, que contendrán fosilizadas nuevas metáforas conceptuales de producto mucho más ricas e innovadoras, dado que los sistemas productivos contemporáneos se sostienen en un pilar fundamental que es el afianzamiento de una tasa decreciente del valor de uso de las mercancías. Todo esto ocurre bajo la subordinación de la imaginación metafórica, que es racionalizada y encauzada utilitariamente, y que es puesta a funcionar como parte de un mecanismo para extraer el saber tácito, implícito de los trabajadores en general, que es movilizado para sostener los procesos de valorización y acumulación del capital. La tendencia del capital a apropiarse de todas las esferas de la vida para utilizarlas en sus fines, es de tal importancia, que ya no deja por fuera de su incumbencia ni a las poéticas metáforas creadas en el interior de las mentes y los cuerpos de los sujetos de la producción.

Bibliografía. 

  • Ciapuscio, Guiomar. 2005. “Las metáforas en la creación y recontextualización de la ciencia.” SignoEseña. Comunicación académico-científica, 14: 185-211. 
  • Fox Keller, Evelyn. 1996. “El lenguaje de la genética y su influencia en la investigación.” Quark. Ciencia, Medicina. Comunicación y Cultura, 4: 53-63.  
  • Nonaka, Ikujiro, y Hirotaka Takeuchi. 1999. La organización creadora de conocimiento. Cómo las compañías japonesas crean la dinámica de la innovación. México: Oxford University Press.  
  • Palma, Héctor. 2004. Metáforas en la evolución de las ciencias. Buenos Aires: Jorge Baudino Ediciones.


Comentarios

  1. Realmente me resultó muy interesante y totalmente enriquecedor tu texto. EStá muy bien tu trabajo. Saludos

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